jueves, 21 de noviembre de 2013

EL CARRO DE LA LEJÍA, 21 noviembre 2013

AVES CARROÑERAS SE QUIEREN COMER A TODOS LOS PAJARILLOS. Dos años ppadeciendo.

Pajarillo inofensivos nos quieren a todos los que no estamos en su nido. Con la nueva ley que nos amenaza de “agacha la cabeza o te la agacho de un porrazo” vamos camino de ser una sociedad sin quiebra ni desorden. Porque ¿para que sirven las huelgas? ¿Para ensuciar las calles y aturdir con los gritos de los manifestantes? ¿Para qué protestar por una educación digna si después nos tenemos que comer los títulos con papas y alejarnos del embrutecido suelo patrio? ¿Para qué una sanidad pública, deficitaria, que no permite que unos cuantos se enriquezcan para certificar de muerte un país catastrófico? ¿Para qué preocuparse de los viejos, que ya hicieron su vida y sufrieron bastante desde nuestro señor victorioso general Franco? ¿Para qué van a sufrir más los jubilados comprando medicinas y dando la coña cuando el país necesita gente joven desocupada y sin futuro de los que echar mano en tiempo de elecciones con contratos basura que den buenas cifras de descenso del paro? ¿Para qué una justicia justa, igual para todos en palabra de rey, que no permitiría que unos desvergonzados sin ética tengan ricas propiedades para que las admire el mundo pregonando la riqueza de los españoles? ¿Para qué unos políticos que digan la verdad, pues siempre se ha dicho que la verdad ofende? ¿Para qué una vida pública transparente si transparente es la vida pública de las mujeres públicas y quieren los políticos llamados (por ellos mismos) decentes erradicarlas, quizás para no tener una fuerte competencia en sus actos sociales? ¿Para qué implicar a infantas, maridos de infantas y otros subgéneros, en imputaciones legales, que pondría en un brete a ciertos fiscales y jueces, desestabilizando el aparato de la justicia, que tiene un camino marcado y bien marcado, atado y bien atado, con un ministro que desestabiliza para luego estabilizarnos con sus apremiantes disposiciones de carácter protohistórico, que monta el corcel de la “vendetta” permanente? ¿Para qué molestar a la realeza, que tan bien luce en actos oficiales, tan guapa ella, y prestigia un país que quieren que sea de palurdos súbditos ignorantes para que la familia real destaque entre tanta basurilla? ¿Por qué quitar la asignatura de religión de las escuelas cuando es esta tan efectiva con su máximo decreto de creer lo que no vemos, para que no se dañen nuestros espíritus con dudas y oscuridades del comportamiento de nuestros mayores en los gobiernos oficial e inútilmente aconfesionales? ¿Por qué atacar a los bancos, que son los depositarios de nuestros presuntos ahorros, que tan bien cuidan y hacen producir en “beneficio propio”? ¿Para qué actuar contra los impunes pues si todos fueran defenestrados de tal categoría no habría sitio en las calles para andar con la tranquilidad de creer en nuestros políticos? ¿Para qué criticar a don Mariano el Incumplidor si llegarán las elecciones y será votado por una masa que no olvida tiempos pasados ni pasados privilegios, haciéndose cómplices de las engañosas promesas del señor Registrador, que si registra lo mismo que miente pronto tendremos un monumental caos geográfico de lindes confusos, propiedades duplicadas o desaparecidas? ¿Para qué penar por los imputados si algunos gobiernos los defienden y hacen una piña para que sean des-imputados por aquello de la barba del vecino y los afeites, no siendo que la navaja se les ponga al cuello? ¿Para qué dolerse de la formación universitaria en el país si luego el señor WÉRTigo nos va a dejar pelados de becas, y va a crear si no lo hiciera un país con juventud pensante, formada, a la que crearía la responsabilidad de irse del país quiera o no quiera? ¿Por qué no admitir que somos pajarillos engañados e indefensos a tiro de pico de rapaces disfrazadas de maliciosas lagarteranas del lujo en beneficio propio, radiantes de mentiras que triunfan, con orejeras de oro, que nunca pisan el pobre cielo de los pobres mortales? ¿Para qué enfadarse con la ppolitizada Agencia Tributaria, hoy un loquerío de dimisiones y suspensiones –más de 300 en 18 meses- si al final seguiremos pagando los pobres en aras de los ricos y los ricos salvando sus riquezas allende nuestras fronteras?
¿Para qué tanta mentira eufórica si cada día el pueblo es más pobre, el rico más rico, los bancos más usureros, la justicia más discutible y cara, las promesas un chiste cada vez de peor gusto, la cultura enterrada como víctima de la guerra civil, los mayores con andadores oxidados y la sanidad más insana? Y, en definitiva, ¿dónde encontrará el gobierno y a qué precio jaulas de alambre para que tantos pajarillos que somos quedemos a merced de las rapaces?


                                                                                  PABLO DEL BARCO

jueves, 14 de noviembre de 2013

EL CARRO DE LA LEJÍA, 13 noviembre 2013
“Aquí me las den todas, o parecer que digo sin decir”
A mí, como supongo que a muchos ciudadanos, la última proclama del PSOE queriendo convencer de la puesta a punto de un partido renovado me parece una sombra chinesca, al socaire de las autoalabanzas del PP sobre la calidad casi perfecta de su gobierno y la prosperidad anunciada sin mucho fundamento. Me suena a alharaca sin más, cosa de competencia ante la evidente caída del partido en las estimaciones de voto. Yo no veo renovación, no veo capacidad ni voluntad de asumir el riesgo de comprometerse, de incorporarse a una sociedad en crisis. Y confieso que empiezo a ver pocas distinciones entre el partido en el Gobierno y el principal partido de la oposición. El PSOE no está dispuesto a enmendar errores. Habla con la boca pequeña de la constitución de un Estado federal, medida que no supo tomar en su momento, cuando favoreció la creación del Estado de las autonomías, que era un quiero y no puedo, por miedo seguramente a la reacción social. Es una contradicción que sigue pagando y pagará mientras no afronte el problema con valentía y dignidad. Su actitud ante la descalificación de la ley Parot demuestra también la tibieza de sus dirigentes. Pero donde más ambiguo se manifiesta, a pesar del sentir en una parte de la base del partido, es en su actitud frente a la permanencia de la institución monárquica. Ya sorprendió en la reinstauración de la monarquía, de mano del dictador; ya se hizo sospechoso el partido de la mano de Felipe González con las palmaditas en la espalda de un monarca que, en mi opinión, no ha sabido estar a la altura de las circunstancias en momentos significativos: la guerra en Irak, donde actuó de hombre invisible (Al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz, reza el artículo 63.3 de la Constitución española); el golpe del 23 F y su sospechosa actitud, muy bien aclarada y sustentada por la prensa alemana; sus alianzas con magnates del petróleo, la impermeabilidad de su fortuna, y sus amores continuados, que nada me importan en lo personal pero sí cuando nos afecta por las interferencias y consecuencias políticas y económicas que acarrea.
Durante el gobierno del PSOE, partido en su origen republicano, no hubo la mínima preocupación por definir la figura del príncipe heredero. Ahora el monarca se aferra  a sus privilegios y no quiere abandonar el poder, siguiendo la educación antidimisionista de nuestro país. Pero hay un problema que nos acecha: lo que ocurrirá si Albert Solà Jiménez, autoproclamado hijo bastardo de Juan Carlos, único varón de los tres que se le atribuyen ya sin reserva ni censura, y primogénito, nacido en 1965, 12 años antes que el príncipe Felipe, consigue que se le reconozca la paternidad del Rey, salvando la actitud de los juzgados de primera instancia 19 y 90 de Madrid, que se niegan a admitir la demanda de paternidad aferrándose a la “inviolabilidad” del monarca que establece el artículo 56.3 de la Constitución española: La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65, 2.”, que reza  El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa. El artículo 64 dice: 1. Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobierno, y la disolución prevista en el artículo 99, serán refrendados por el Presidente del Congreso. 2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden.
Dicho de otra manera, aquí nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato. Y el gato está al acecho, con la secuencia hereditaria que marca la Constitución bajo el brazo, en el artículo 57: La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don  Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos. Aquí está la herida y aquí le duele a nuestra temerosa democracia.
Ya no es momento de pedirle responsabilidad al monarca por sus actos; es la hora de tomar medidas sobre la institución monárquica, tan en entredicho últimamente, tan desacreditada en lo que se sabe y de tan magna sospecha en lo que de sus miembros se comenta, poco o muy abiertamente. Más se conoce en Alemania que en nuestro país del tema; más se comenta. En esta época en la que el Gobierno y otros compañeros de la actividad pública  nos mienten uno y otro día sobre aspectos de grave índole social, es necesario que algunos “representantes” del pueblo tomen la bandera de la historia para procesar un futuro que lo que exige es, sobre todo, una buena dosis de verdad.     

                                                            PABLO DEL BARCO
EL CARRO DE LA LEJÍA. 6 de Noviembre de 2013.
PPeor impposible”

Con la vuelta atrás de las no dotaciones para los becarios Erasmus este Gobierno demuestra que no sabe por donde anda, salvo en lo de dar a los que tienen y quitar a los que carecen. Estos muchachos pudientes, impolutos y arrogantes del Gobierno la toman con los débiles –becados, pensionistas, parados…- lo que demuestra su cobardía y falta de principios morales. El WERTiginoso, humorista y denostado ministro de Educación al fin piensa, con cabeza ajena, claro, domiciliada en Bruselas. No dimite y bate además el reto de oponerse a todos; le faltaban los de su partido político y ya lo está consiguiendo. El Señor Presidente se enfada por la crítica tumultuosa de la oposición y todos los estamentos sociales sobre las becas; es difícil asumir el bochorno del tal ministro, y el coste de esta metedura de pata: veinte millones de euros. Quienes dijeron desde la oposición que sobraban el cincuenta por ciento de los asesores nombrados a dedo, han aumentado un diez por ciento estos “colaboradores” digitales en su Gobierno, al mismo tiempo que descuelgan y empobrecen a funcionarios, expertos en lo que trabajan; para los suyos sí hay presupuesto. A la euforia por la mejora de economía le lleva la contraria el número real de parados este mes, más de ochenta mil más, y ni el truco de sustituir trabadores de primera línea por eventuales ajusta las cuentas de un sistema laboral que hace aguas por todos los lados. El ministro Mentioro, don Cristóbal, sigue empeñado en que creamos que vamos disparados hacia una economía brillante, ejemplo y seña para el mundo entero. Un vecino de mi calle, con el botellín en la mano, me pregunta qué alucinógeno toma este experto en sueños. Tienen que estar todos enfermos porque la privatización –“externalización”: ¡ah, inventores de palabrejas sin existencia ni significado!- de la sanidad les produce un permanente dolor de cabeza.
El gobierno levantino cierra la televisión comunitaria frente a la obligación legal de marcha atrás del ERE chapuza que hicieron. Es otra solución cobarde de un ente que anda resbalando por los juzgados y las lenguas por mor de sus directivos –que no dirigentes-, expertos –según comenta el pueblo levantino- en dilapidaciones y prostíbulos, vía Gurtel y otros. Ahora se enzarzan los ppolíticos entre ellos porque todos quieren el poder absoluto, olvidando que hay un pueblo que sufre, viviendo los beneficios desorbitados de la banca, y un mierdeo entre partidos que da verdadero asco y acentúa el descrédito de la clase política, de una y otra estampa. Al ministro Cristóbal Mentioro se le va cayendo el pelo a ojos vistas, en competencia con el ministro de Guindos, de tanto rascarse la cabeza para urdir mentiras creíbles, ya no desde la realidad, por supuesto, sino desde la más descabellada fantasía.
PPero el fútbol-morfina todo lo amansa, todos los días, mientras la cultura cae en picado: cine, teatro, danza, música, arte, literatura no interesan a este desGobierno, de miembros persistentes en la escasa cultura, de muchos tropezones en el habla, reflejo del torpe pensamiento. Un pueblo culto siempre fue un peligro social para sus mentes; ya sé que no digo nada original pero es imprescindible recordarlo con frecuencia. La monarquía sigue agazapada bajo las operaciones físicas del monarca, y sus impostados familiares, amparados por una Constitución que no se atreve o no desea determinar legalmente los derechos y las obligaciones del heredero, del oficial, porque al presunto hijo mayor bastardo del rey, que tiene nombre y apellidos, nadie se atreve a mentar. Y la oposición sin luz: a nadie le interesa agarrarse a un clavo ardiendo. Pero llegarán tiempos mejores, cuando se acerquen las elecciones y todo sean promesas que nunca se han de cumplir.

                                    PABLO DEL BARCO