domingo, 16 de febrero de 2014

EL CARRO DE LA LEJÍA, 16.02.2014

El PP (Partido Pinocho)

            El Ministro de Interior (que tiene o dice tener un interior muy ppulido, católico, limpio y veraz) ha vuelto a mentir, o, expresado en su nomenclatura, a ser transpparente: dijo hace unos días que no se habían utilizado pelotas de goma contra los que pretendía entrar ilegalmente en Ceuta; ahora dice que sí, que se utilizó material antidisturbios, pero que disparaban a veinte metros de los neumáticos o balsas que utilizaban los sudafricanos. Claro que todos sabemos que las balas en el agua toman la velocidad y la dirección caprichosa que ellas quieren y por eso se fueron a empotrar en las superficies de caucho, plástico y goma inutilizando esos artilugios citados llamados vulgarmente, y aquí tan certeros pero inútiles,  salvavidas. Hoy un vídeo de un particular le ha dejado con el culo al aire al transpparente ministro (¿tendrá, él tan católico, que confesarse por esta mentira?), y con la vergüenza (si la tienen) en la boca al director general de la Guardia Civil y al representante del Gobierno en Ceuta. A esta divergencia santificada del PP (Partido Papal) se ha unido el anuncio del tal jefe amenazando con querellas criminales contra los que difundan esas falaces informaciones, que ahora resulta que son verdad. Es decir, que va a tener que ponerle una querella criminal al mismísimo ministro. ¿Lo hará? Dicen ya una mentiras de tal calibre que no las controlan y usan entre ellos como arma arrojadiza para mantener el prestigio, el poco que les queda. En resumen: 15 ahogados ya, nadie se responsabiliza y NADIE DIMITE.
            Del sentido democrático y la defensa de la libertad individual que propaga el PP (Partido Piraña, “come con enorme voracidad todo lo que está a su alcance”) tenemos una excelente prueba: la de los ppinochos (perdón, pperos) que proclamaron su disidencia contra la nueva propuesta de la ley de aborto pero que han votado lo que el sumo sacerdote MR ha decidido, contra sus propias manifestaciones o creencias. Dígase más: a la alcaldesa –también del PP (Partido Pastoso, por lo de la pasta que menea) del pueblo sevillano de Bormujos (ciudad dormitorio de Sevilla) la han pillado confesando por teléfono que recibió dádivas del gürteliano Pablo Crespo, pero ella, en nombre de la verdad, dice que es mentira, que eso son chorradas y por más que repiten el texto de sus mensajes ella lo niega con todo el ahínco. También niega la estancia del crespo personaje en el pueblo, a pesar de que, al parecer, hay fotografías indiscutibles. Al menos toma más posición que la infantil infanta contestando “no sé” a todas las preguntas en el interrogatorio a que la sometió el juez por el caso “Noos”. Claro que a un caso Noos es difícil contestar con un Sii; la infanta se muestra más lista –es un chiste– de lo que dicen que le correspondería a un borbón. ¿O es que también la infanta “despistada” forma parte de las huestes “transpparentes” del PP (Partido Patrimonial)?
            Zoido, aún alcalde de Sevilla, el señor bajito que aparece en todas las fotografías junto a los mandamases del PP (Partido Peana), se ha visto apeado de su carroza dorada y ha sufrido cómo su protegido –y consecuentemente perdedor– para la nominación de futuro presidente de la Junta de Andalucía fue descabezado desde la cabeza del partido, en beneficio de Moreno Bonilla, de curriculum sospechosamente cambiante según el día y la necesidad, tan beneficiado como desconocido, que obtuvo en unas horas, espontáneamente, los nueve mil apoyos que necesitaba. Este proceder tiene un nombre: “contubernio democrático” (Contubernio: “Alianza secreta, ilícita y reprochable”, según la RAE), que bien podemos aplicar al PP (Partido Pastiche, “que da la impresión de ser una creación independiente”. ¿Independiente de los banqueros de Europa?). Y así caminamos con el PP (Partido Pesetero) queriéndonos convencer del progreso de nuestra economía y prosperidad mientras aumenta el número de parados y, más aún, la deuda pública. Sólo ellos (Partido Proinvidentes) ven la mejoría, contra todos los análisis de economistas –que no sean del PP (Pura Patraña)– de prestigio.
Cuando mi padre estaba de buen humor cantaba una coplilla traviesa que decía: “Me casé con una enana solamente por reír; le puse la cama en alto y no podía subir”. Y yo pienso si no será esta la intención de los limpios y transparentes del PP (Partido Panoplia, de “armadura completa y dura”), porque hacerlo peor y tener más mala leche contra el sufrido pueblo español parece imposible. Ellos son, orgullosos, del ¡PP (Puerca Política)!

                                                                                                         PABLO DEL BARCO

martes, 11 de febrero de 2014

 EL CARRO DE LA LEJÍA, 11.02.2014

Un Presidente de “Marca”

            Al fin el Presidente del Gobierno español ha dado una prueba memorable de su preocupación cultural; salía del reciente encuentro de autobombo pepero de Valladolid con el “Marca” debajo del brazo, muy sonriente, muy satisfecho, después de decirle al jefe de la oposición O te callas o reconoces el mérito de la gente; es decir “haz lo que yo hago: callar”. Unos días antes la mandamás del partido, la diferida Dolores de Cospedal, había dicho “El PP o la nada”, en una rigurosa equivalencia de términos, que ella, en su  manifiesta y repetida creatividad lingüística, debía querer términos excluyentes y contradictorios, pero que yo entiendo igualitarios: PP = nada. Como cuando Vicente Aleixandre titula “la destrucción o el amor”, es decir, el amor como destrucción; así nos ama el Gobierno. La venerada y famosa lingüista Cospedal nos ilustró no hace mucho con otra justificación para la historia sobre reglas de criterio, ante una sentencia jurídica en la que el emisor atendía a fundamentos de derecho; la ínclita diferida anteponía la aplicación de unas “reglas del pensar” a las estrictamente jurídicas. ¿Dónde están escritas esas reglas del pensar que la bella Cospedal nos pasa por las narices queriendo subrayar nuestra ignorancia? Todo ello no es sino un exceso de orgullo, de creer que se está con la razón impepinable y en la necesidad de obligar a que se den por rigurosamente imbatibles sus criterios y, sobre todo, sus palabras de oráculo inefable.
            Son algunos datos más para entender la preocupación cultural de nuestros mandatarios, es decir, el desprecio por la cultura y el lenguaje, que ellos crean y usan acomodándolo a sus necesidades y ajeno a la realidad que viven los ciudadanos a pie de calle. Conocen muy bien aquel axioma: “El saber os hará libres” y lo bombardean con el wertiginoso ministro a la cabeza, la cabeza del ariete en forma de carnero. Tan pagados están de sus razones –las razones de la sinrazón- que no se quieren enterar de que todos los analistas políticos y económicos –los que están fuera de su cuerda ideológica- se oponen a sus criterios y valoraciones. Tanto engañan que se creen sus propias falacias, mientras siguen engordando los beneficios de los bancos, las empresas petrolíferas, las eléctricas, y los ricos (o sea, ellos mismos). Si el lenguaje común no les sirve a sus propósitos, se inventan un lenguaje ad hoc y caminan tan contentos sin mirar a los lados. Al rescate lo llaman intervención, a la privatización la llaman externalización y así van trampeando, aplaudiéndose unos a otros para ser oídos, reaplaudidos, justificados y enaltecidos.
            El ministro de la (in)cultura ha dado otra prueba palpable y ruda de su incapacidad para la función pública no asistiendo a la entrega de premios Goya de cine, con una excusa ridícula, mentirosa y fácilmente demostrable. Orgullo herido por la situación del año anterior, el desaire sufrido de los profesionales del cine y el castigo a su mala gestión. Orgullo que se traduce en manifiesta cobardía y desprecio por un medio cultural que ha conseguido depauperar hasta niveles insospechados. ¿Qué pinta en la vida cultural un ministro-no-ministro de esta catadura intelectual y social? Vuelvo a repetirme la pregunta: ¿de que trastero han salido estos ministros de nuestros pecados que sólo se califican con sus mentiras, desconciertos y desmentidos preñados de soberbia?
Ahora nos engañan con la bajada del IVA para las obras de arte. Yo pregunto: ¿cuántos artistas hacen factura al vender las obras en sus talleres? ¿Cuántos marchantes hacen facturas a los artistas de su cuadra? Conozco los entresijos de una galería de arte. Es una farsa más esta bajada que afecta a muy poca gente y de alta economía, pero que aprovecha el gobierno tomándonos, una vez más, por tontos sin remedio y sin capacidad para el enfrentamiento directo. Desgraciadamente aquí no somos enfermos del cuerpo; sólo de la cultura, el arte y la belleza; el mercado y la desunión nos pueden.


                                                                                  PABLO DEL BARCO