martes, 11 de febrero de 2014

 EL CARRO DE LA LEJÍA, 11.02.2014

Un Presidente de “Marca”

            Al fin el Presidente del Gobierno español ha dado una prueba memorable de su preocupación cultural; salía del reciente encuentro de autobombo pepero de Valladolid con el “Marca” debajo del brazo, muy sonriente, muy satisfecho, después de decirle al jefe de la oposición O te callas o reconoces el mérito de la gente; es decir “haz lo que yo hago: callar”. Unos días antes la mandamás del partido, la diferida Dolores de Cospedal, había dicho “El PP o la nada”, en una rigurosa equivalencia de términos, que ella, en su  manifiesta y repetida creatividad lingüística, debía querer términos excluyentes y contradictorios, pero que yo entiendo igualitarios: PP = nada. Como cuando Vicente Aleixandre titula “la destrucción o el amor”, es decir, el amor como destrucción; así nos ama el Gobierno. La venerada y famosa lingüista Cospedal nos ilustró no hace mucho con otra justificación para la historia sobre reglas de criterio, ante una sentencia jurídica en la que el emisor atendía a fundamentos de derecho; la ínclita diferida anteponía la aplicación de unas “reglas del pensar” a las estrictamente jurídicas. ¿Dónde están escritas esas reglas del pensar que la bella Cospedal nos pasa por las narices queriendo subrayar nuestra ignorancia? Todo ello no es sino un exceso de orgullo, de creer que se está con la razón impepinable y en la necesidad de obligar a que se den por rigurosamente imbatibles sus criterios y, sobre todo, sus palabras de oráculo inefable.
            Son algunos datos más para entender la preocupación cultural de nuestros mandatarios, es decir, el desprecio por la cultura y el lenguaje, que ellos crean y usan acomodándolo a sus necesidades y ajeno a la realidad que viven los ciudadanos a pie de calle. Conocen muy bien aquel axioma: “El saber os hará libres” y lo bombardean con el wertiginoso ministro a la cabeza, la cabeza del ariete en forma de carnero. Tan pagados están de sus razones –las razones de la sinrazón- que no se quieren enterar de que todos los analistas políticos y económicos –los que están fuera de su cuerda ideológica- se oponen a sus criterios y valoraciones. Tanto engañan que se creen sus propias falacias, mientras siguen engordando los beneficios de los bancos, las empresas petrolíferas, las eléctricas, y los ricos (o sea, ellos mismos). Si el lenguaje común no les sirve a sus propósitos, se inventan un lenguaje ad hoc y caminan tan contentos sin mirar a los lados. Al rescate lo llaman intervención, a la privatización la llaman externalización y así van trampeando, aplaudiéndose unos a otros para ser oídos, reaplaudidos, justificados y enaltecidos.
            El ministro de la (in)cultura ha dado otra prueba palpable y ruda de su incapacidad para la función pública no asistiendo a la entrega de premios Goya de cine, con una excusa ridícula, mentirosa y fácilmente demostrable. Orgullo herido por la situación del año anterior, el desaire sufrido de los profesionales del cine y el castigo a su mala gestión. Orgullo que se traduce en manifiesta cobardía y desprecio por un medio cultural que ha conseguido depauperar hasta niveles insospechados. ¿Qué pinta en la vida cultural un ministro-no-ministro de esta catadura intelectual y social? Vuelvo a repetirme la pregunta: ¿de que trastero han salido estos ministros de nuestros pecados que sólo se califican con sus mentiras, desconciertos y desmentidos preñados de soberbia?
Ahora nos engañan con la bajada del IVA para las obras de arte. Yo pregunto: ¿cuántos artistas hacen factura al vender las obras en sus talleres? ¿Cuántos marchantes hacen facturas a los artistas de su cuadra? Conozco los entresijos de una galería de arte. Es una farsa más esta bajada que afecta a muy poca gente y de alta economía, pero que aprovecha el gobierno tomándonos, una vez más, por tontos sin remedio y sin capacidad para el enfrentamiento directo. Desgraciadamente aquí no somos enfermos del cuerpo; sólo de la cultura, el arte y la belleza; el mercado y la desunión nos pueden.


                                                                                  PABLO DEL BARCO

No hay comentarios:

Publicar un comentario